lunes, 29 de julio de 2013

Nos cuentan cuentos


Érase una vez un país con dos bancos, el banco A y el banco B. En este país vivían tres señores. El 1 el 2 y el 3. Todo el dinero estaba en poder del señor 1. Tenía cien mil euros.

Como tenia miedo de que se lo robasen los metió en un banco A. El Banco, con buen ojo, sabía que el señor 1 no iba a necesitar lo 100.000,00 euros de golpe. Así que decidió guardar 20.000,00 en su caja fuerte, para atender a los reintegros de su dueño, y prestó el resto.

Prestó 80.000,00 euros al señor 2, que los quería para comprar algo al señor 3. El señor 3, pues, cobra los 80.000,00 euros, y como cualquier hombre prudente, los ingresa en el banco B.

De esta manera el total de depósitos en el sistema bancario del país es 180.000,00 euros. 100.000,00 en el banco A y 80.000,00 en el banco B.
Pero realmente, hemos visto que sólo habían 100.000,00 euros en billetes. Se ha creado dinero mediante apuntes bancarios, pero si todo el mundo quisiese retirar el dinero a la vez no habría dinero físico para pagar a todo el mundo. A esto se le llama dinero bancario. Se estima que el 80% del dinero de la economía es dinero bancario, y solamente un 20% es dinero real. Hay que tener en cuenta que el Banco B puede guardar en sus cajas fuertes 20.000,00 euros, prestar el resto (60.000,00) y seguir creando dinero sin aumentar los billetes en circulación.


El 80% del dinero que circula en la economía es pues deuda. El señor 2 tendrá que crear la riqueza suficiente para poder devolver el préstamo porque ese dinero que le han prestado todavía no existe. Si considerásemos una economía cerrada sin crecimiento podríamos llegar a la situación, excelentemente explicada, en este fragmento de la película El concursante.

Pues bien, en España, en los años de la burbuja se dio préstamos hasta límites insospechados. La deuda en España es básicamente privada, no pública, y esta deuda privada es el resultado de las prácticas y estrategias crediticias de los bancos. No es que los españoles hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, es que los bancos han prestado por encima de las expectativas.

El dinero prestado es deuda si, pero esa deuda es traer al presente las ganancias del futuro, por lo que los bancos prestan si creen que en el futuro existe esa riqueza. En los días de vino y rosas nadie pensaba que la economía iba a frenarse en seco. Ni los ciudadanos, que pedían prestado en función del sueldo que tenían en ese momento, ni los bancos, que prestaban pensando que la economía en el futuro seguiría igual de boyante. El milagro español, nada menos.

Pero el crecimiento de la economía era un gigante con pies de barro que se aguantaba huyendo hacia delante refinanciando créditos. Y llegó un momento en que los bancos se asustaron y empezaron a no refinanciar, y las empresas empezaron a quebrar, y sus trabajadores empezaron a verse en el paro. Y las compras bajaron, no había dinero. Y al bajar las compras las tiendas empezaron a recortar gastos y despidieron a gente que ya no necesitaban, por lo que había más gente en el paro y menos consumo. Y la economía entró en picado.

Y el dinero que alegremente prestaron los bancos, creando dinero y que era la riqueza del futuro, resulta que no existe. Hemos llegado al futuro y no era tan boyante como creíamos y el banco no puede hacer frente a los depósitos de sus clientes. Ha de recapitalizarse, para poder devolver el dinero a sus legítimos dueños.

Pero los bancos no crean dinero físico, sólo crean deuda, y no hay nadie a quien pedir dinero porque aquí todo el mundo está a dos velas. Algunos inventaron lo de las preferentes, que sí, es una estafa planificada para obtener recursos en un sálvese quien pueda, pero ni así.

No pasa nada, Europa, esa que puede emitir billetes, les dará el dinero a los bancos. Pero no se acaban de fiar, porque, al fin y al cabo, ¿quién le presta a un insolvente?

No pasa nada. Si hace falta un aval para que Europa se fíe, el país entero, nada menos, hará de aval. El estado vaya. Pero tranquilos, no vayan a pensar que eso signifique que los españoles vamos a pagar un duro de nuestro bolsillo. No, De Guindos lo aclara en un video que pueden ver en este imparcial diario. Se asegura que la banca es la que deberá devolver el dinero. Lo del aval es un mero trámite para que Europa acceda a evitarnos el desastre. El servicio de marketing del gobierno nos tranquiliza.

Aquí viene una de mis partes favoritas. Un truco de magia. La deuda privada se convierte en deuda pública. Ale hop!. Se inyecta dinero en la banca, como una transfusión de sangre a un enfermo terminal, ese dinero inyectado cuenta como déficit público, que nos hace incumplir los compromisos con la UE, con lo que se hacen imprescindibles los recortes. Sanidad, educación, dependencia, pensiones, desempleo....todo menos el gasto en antidisturbios, que aumenta un 1780% en 2013, nada menos. Por nuestra seguridad, por supuesto, sea quien sea ese “nosotros”.

Y por si hay algún despistado que no se entera, el nuevo presidente de Bankia nos lo explica. A lo que se salva es a los depositantes, no a los bancos. Y dice que hombre, sí. El dinero del rescate se puede devolver, pero bueno, no antes de dos o tres años. Era mayo de 2013.

Dos meses más tarde se demuestra, de nuevo, cual es la fiabilidad de las categóricas afirmaciones de los políticos y su entorno. El 26 de julio de 2013, el estado asume que el dinero inyectado en la banca se perderá. Al menos 36.000 millones de nada. Como comparar es bonito y clarificador, podemos compararlo con los recortes de educación para el curso 2012-2013, 3.000 millones, o con sanidad, 7.000 millones de recortes. Parece claro que no tendriamos que haber recortado si no fuese por la banca.


El resto, hasta 52.000 millones, no es que se asegure que se vayan a devolver. Hay que esperar a ver. Así que a los españolitos, y al contrario de lo que nos aseguró en marzo de 2013 si que nos va a costar dinero el rescate.

El dinero de los clientes, que el sistema bancario no puede devolver porque no los tiene, los va a conseguir a base de aportaciones de esos mismos clientes.



Es decir, el señor 1 del principio del cuento, pagará, vía impuestos, a los bancos. Así ellos podrán recapitalizarse para devolverle al señor 1 SU dinero. Vamos, que paga, a fondo perdido, para que el banco le pueda devolver SU dinero.

Y como es vía impuesto, y ha de haber suficiente para los bancos, han de subirse los impuestos, para aumentar ingresos, y disminuir gastos superfluos. Ya digo, sanidad, educación, dependencia, pensiones, desempleo.... 
En otros países, como Chipre, se plantea una quita en los depósitos. Mire usted tenía aquí 100 pero yo le puedo dar 50, pues quita del 50% y se acabó. Actualmente la quita del mayor banco de Chipre es del 47,5%. En otros países, como Argentina, hacen una quita transformando la moneda y devaluándola. Donde ayer tenia 100 dólares hoy tiene cien pesos. Y con esos cien pesos hoy puede comprar 50 dólares. Quita al fin y al cabo. 
En España el señor de Guindos dijo que no habría quita, que los depósitos estaban garantizados. Con todos los respetos, y una mierda.
El estado da por perdidos 36.000 millones de euros. Esos millones de euros salen del estado, de los españoles. Y se han perdido. Así que para garantizar los depósitos hemos tenido una quita de 36.000 millones.
Si uno tiene 10 euros en el banco y 2 en el bolsillo tiene 12. Si le dicen que tiene que pagar 2 en impuestos para tener los 10 del banco, al final tiene 10. Le han hecho una quita de 2. Y eso es lo que está pasando en España.

El truco de prestidigitador es hacer ver que esto no es así. ¿Como?
Bueno, los impuestos se pagan de todas formas, así que no van a notar la sangría monetaria.  El truco es destinar los impuestos a otras cosas para las que realmente no fueron pensados, a los bancos. Los quitamos de sanidad educación etc. De esta forma hacemos una quita en especie. Nos quitamos servicios públicos para garantizarnos los depósitos bancarios. Y esa es nuestra quita y ese es el motivo por los que hay que recortar.
Esos depósitos bancarios deberían estar garantizados por la banca, a la que no se le va a pedir responsabilidades después de esto. Esa banca estaba mandada por políticos, a los que no se les va a exigir responsabilidades después de esto.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que impuestos paga todo el mundo, el que tiene depósitos en el banco y el que no. Con lo que la cosa se agrava. La quita es a la sociedad, el beneficio es a unas personas concretas, que son los que tienen depósitos bancarios.
Y ahora una adivinanza. ¿Quien tiene más depósitos bancarios, quien tiene más dinero metido en el banco, el frutero de la esquina o el señor Botín, el panadero del barrio, o los grandes empresarios?   
Sí, estamos salvando, con nuestro esfuerzo y con nuestras privaciones a los más ricos. Incluso los inmigrantes sin papeles con contratos en negro ayudan. Tienen la costumbre de comer, todos los días a poder ser. Y mira tú, que cuando compran el pan están pagando IVA. Así que están ayudando a pagar a los bancos...sin tener derecho a la recortada sanidad siquiera.
Si el banco quiebra los depósitos de más de 100.000 euros no están asegurados, los productos de inversión tampoco. Se perderían. Únicamente los depósitos de menos de 100.000 euros estarían garantizados. Mi frutero no tiene ni más de 100.000 euros en el banco, ni productos de inversión. ¿quien pierde más en cada opción? ¿quien sale ganando? Si los bancos quebrasen se haría una quita por arriba...y va a ser que no.  

Así amiguitos se acaba este cuento. Así es como se hace una estafa a escala planetaria, donde los políticos mienten a una velocidad de vértigo y no pasa nada, donde dan soluciones a los problemas que crearon desde las juntas directivas de las cajas de ahorros y no pasa nada, donde los banqueros son unos cínicos y no pasa nada y donde los que tienen dinero han de pagar para recuperar su dinero, o parte de el y no pasa nada. Y si pasa, ya tenemos cargadito de material la intendencia de antidisturbios.

Y fueron felices y se rieron de todos.

Fin

PD: Aqui os dejo la banda sonora del artículo. Un homenaje a G. Orwell en forma de rock.

martes, 23 de julio de 2013

Economistas secuestrados



Los economistas no suelen decir mentiras, al menos los serios. Los economistas hacen predicciones. Pero la economía es una ciencia social, no matemática, por lo que las predicciones, fundamentadas, tratan de adivinar por donde va a ir la sociedad en su vertiente económica. Pero el hombre no es racional 100%. Aunque en esto, los mismos economistas no se ponen de acuerdo. La economía neoclásica, con John Stuart Mill a la cabeza, postula que el hombre se comporta siempre de forma racional. Analiza la información disponible y toma siempre la decisión más racional. Hay, sin embargo infinidad de estudios empíricos que vienen a desmentir este axioma. Y sin embargo toda la teoría económica sobre la que se sustentan las actuaciones políticas en la vieja Europa parten de esta idea. De que el hombre es un ser racional. En sus elecciones económicas también. No es esta, sin embargo, ni la única teoría existente, ni la más nueva. Uno de los teóricos que critican esta visión, John Maynard Keynes, es el demonio con rabo para los políticos que llevan actualmente las riendas de la UE. Pero no es el único, claro.

Las actuaciones económicas de personas y gobiernos tienen más que ver con la lucha de poder entre intereses y de quien gane, en cada momento esa lucha de poder. Las decisiones económicas no se toman en función de un interés personal, sino en una decisión estratégica ante la lucha de intereses e ideologías. Así, mientras existió el Comunismo, el capitalismo se abstuvo de aplicar todos sus preceptos. No podía mostrarse peor que su competidor ideológico. El comunismo optó por la ocultación, directamente, por el falseo de datos económicos y sociales y por una férrea censura precisamente por lo mismo. Tampoco podía mostrarse al mundo como un sistema peor que su competidor ideológico. Cada uno era un freno para el otro. Las actuaciones de un bloque estaban condicionadas por la existencia de otro bloque.

Con la caída del muro de Berlín el capitalismo no tenia rival, y pudo jugar a experimentar con su modelo económico hasta las últimas consecuencias. Se desreguló el sistema bancario, se impulso una privatización sin precedentes de todas las empresas públicas. Esto era incluso obligatorio si se quería entrar en el mercado común, un requisito. Se abolieron las ayudas estatales a las empresas privadas nacionales, se eliminaron barreras comerciales y arancelarias, se permitió contratar a trabajadores de cualquier país, se eliminó por ley la política monetaria más allá de utilizarla para estabilizar precios, se limitó la política fiscal, se maniató la actuación pública en la economía, se exige la disminución del aparato estatal, se desreguló el mercado del suelo, se abarata el despido, se limitan las pensiones, se reducen los gastos públicos, se privatiza la sanidad.....todo esto no es más que una cuestión ideológica.Por su puesto, nada se habló de un sistema social europeo, o de una homogenización de las condiciones laborales, o una legislación de solidaridad entre países de la unión ante una crisis de deuda. No entraba dentro de las preferencias ideológicas.
El neoliberalismo actual se basa en tres premisas. El mercado es la mejor manera de asignar los recursos económicos, el estado no debería intervenir en el mercado de ninguna forma más allá de garantizar la libertad de empresa y la seguridad, y el déficit por encima del 90% impide el crecimiento de un país (cosa que va muy bien como excusa para atar de pies y manos al gasto público).
Rogoff - Reinhart

Las políticas de austeridad venían avaladas por un estudio de los economistas Reinhart y Rogoff. Economistas de Harvard, nada menos. En este estudio se decía que una deuda pública por encima del 90% del PIB, hacía caer en picado el crecimiento del país. Entre 2010 y 2013, este estudio, o sus conclusiones, ha sido nombrado 15 veces en las Previsiones Económicas de la Comisión Europea. Siempre para justificar las políticas de austeridad y de reducción del gasto público, con que nos obsequian generosamente.

A partir de la voz de alarma de un estudiante de
Thomas Herndon
doctorado,
Thomas Herndon, los economistas Thomas Herndon, Michael Ash y Robert Pollin, volvieron a analizar el estudio que sacralizaba las políticas de austeridad. Llegaron a la conclusion que en el estudio habían incurrido en una serie de errores como:


1. Equivocarse en una fórmula de Excel.

2. Excluir arbitrariamente los datos entre 1946 y 1950 de Nueva Zelanda.

3. Utilizar un método para ponderar el peso de los países que favorece sus conclusiones.


Aplicando las nuevas premisas al mismo estudio se llega a la conclusión que deudas superiores al 120% del PIB no tienen porqué suponer caídas bruscas del crecimiento. No hay una relación directa.

Esto es lo que dice la teoría económica. Pero en el horizonte europeo no se atisba el cambio de rumbo. No dejarán que un estudio económico les estropee una política ideológica, por mucho que sea de unos profesores de la Universidad de Massachussets. Se sigue insistiendo en la idea de que no hay otra vía posible. Aún después de demostrar que la vía por la que vamos no es la correcta.

Como digo esto es una simple cuestión ideológica. Una cuestión de fe. Es, simplemente, que se cree que este es el único camino posible, y que todos los demás abocan al desastre. A pesar de los estudios en contra.


Los políticos de turno pescan, en ese mar de predicciones económicas, la que les interesa para aplicar la política que ya tenian pensado aplicar por una cuestión ideológica, y ocultan a la opinión pública el resto. Las teorías económicas no son buenas o malas, solo oportunas o inoportunas. Es interés político, y los economistas son utilizados cuando vienen bien y olvidados convenientemente cuando salen rana o contestones.

Y mientras los economistas ligan su suerte a la de los políticos, el desprestigio de ambos cae en picado.

En realidad, desde la UE deberían cambiar su discurso. Deberían de pasar del “no hay opción posible” al “no tenemos rival ideológico”, pero quedaría más feo.