miércoles, 30 de octubre de 2013

La tierra prometida




Anuncia el señor presidente del gobierno español que ya llegamos a tierra, que el pírrico aumento de una décima del PIB indica el final del túnel. Literalmente declara:

“Ahora ya no remamos sin horizonte, ahora vemos la tierra, ahora nos consta que vamos bien y por el buen camino. Estamos lejos, sí, pero la tierra está a la vista, alentándonos para que nuestro esfuerzo no decaiga con la esperanza cierta de poder lograr juntos todo lo que juntos nos habíamos propuesto"



Lo cual me sugiere ciertas dudas, como el reconocimiento que se ha estado remando sin horizonte anteriormente, sin saber a donde vamos, como pollo sin cabeza, pero bueno, supongo que son imaginaciones mías, delirios de sintaxis.

Más allá de eso y si robamos el catalejo del capitán pirata que nos conduce, sería bueno escrutar la costa hacia donde vamos. Hasta Hernán Cortés enviaba exploradores antes de desembarcar, no fuera que le esperaran temibles jíbaros con ganas de experimentar sus novedoso winzip humano.

La tierra está a la vista, pero, ¿a que tierra vamos a llegar?, ¿era este el destino que queríamos? ¿nos subimos en este barco para este viaje?

Hemos llegado a una tierra con precariedad laboral, tanto en cuanto a salario como a seguridad, sanidad publica menos pública, menos universal, menos gratuita, educación como Dios manda, aunque sea un estado laico, educación con vías muertas para "tontos", educación con menos posibilidades para pobres, una dependencia pendiente de su desahucio, una sociedad menos social. Ya estamos llegando, ya está la tierra a la vista, y tienen preparadas las cadenas para cuando lleguemos, para disfrutar de la tierra a gusto. Los salarios cada vez más bajos que impiden, por primera vez tal vez en democracia, que el trabajo no ahuyente la miseria. Una sanidad que recibe con los brazos abiertos a las empresas sanitarias que venían de polizontes en el barco, mientras hacen huelga de brazos caídos con inmigrantes para mantener la universalidad. Una tierra donde mientras siguen tasas de desempleo superior al 25% (más del 50% en jóvenes), la banca se regocija del dinero que llueve por todos lados. Tierra de oportunidades sin duda. Con nuevos nichos de mercado en la sanidad, en la educación, con un sector bancario saneado a costa de “pequeños” sacrificios individuales.

El esfuerzo no ha de decaer, la tierra prometida está a la vuelta de la esquina, y para asegurarnos de quedarnos en ella quemaremos las naves. Y lo haremos a base de leyes orgánicas y de modificar la constitución si hace falta, que la tierra prometida bien vale asegurarla mediante una modificación de la inmodificable carta magna.

La tierra nos espera. Allí todo será mejor, tendremos garantizados nuestra jubilación de beneficencia menguante, siempre y cuando podamos tener la suerte de cotizar todos los años que nos exijan, tarea, por otra parte, harto difícil con las condiciones del mercado laboral actual.

Los capitanes que hicieron agujeros al barco que nos gustaba, nos han llevado a tierra seca, para que podamos agonizar como sociedad sin las humedades del mar bravío.

Nos llevan a una sociedad más injusta, menos equitativa, menos libre, más desigual, pero seca.

Supongo que es ahí donde todos queríamos ir. ¿o no?

Si la respuesta es no, deberíamos ejercer nuestro derecho a motín, arrebatar el poder al capitán y trazar un nuevo rumbo.

Pero los cartógrafos que señalan otro rumbo están castigados en galeras, los oficiales de abordo ven pronta la jubilación del capitán y están más interesados en disputarse la sucesión que ocuparse del rumbo, los sufridos pasajeros están hartos de tan larga travesía en el desierto húmedo y temen perder las pocas pertenencias que les quedan y que esperan mantener, tal vez ingenuamente, en esa nueva tierra. Otros no tienen ya nada, ni fuerzas para protagonizar un motín y se han acurrucado en las sentinas esperando a ver que pasa o esperando morir lentamente. Los que quedan esperan un líder que organice la rebelión, pero quien puede, los oficiales, tienen sus propios intereses, y los que quieren no tienen ni el grado de oficial, ni el respaldo de la población cansada y conformista que se aferra al mendrugo de pan duro que le queda y no se atreve a pedir el bistec que se reparten los oficiales.

Y sin embargo espero que algún día sea el de San Crispín, aunque no sea 25 de octubre, y unos pocos tengan más sentido de la justicia que miedo y que planteen batalla en la arena política y que tengan sentido los versos de Shakespeare:

“Y los gentileshombres que están ahora en la cama en Inglaterra

Se considerarán malditos por no haber estado aquí,

Y tendrán su virilidad en poco cuando hable alguno

que luchara con nosotros el día de San Crispín.”

martes, 29 de octubre de 2013

Lecciones del pasado


En un momento sin ideas, sin opciones aparentes, sin soluciones, cabe recordar los motivos. Para que ha de servir la economía, cual es su fin, porque surgieron corrientes de pensamiento que hoy permanecen embalsadas ante la aparente dificultad de fluir si no se viene de la montaña adecuada. Creo que es importante recordar de donde surge eso de querer actuar en la economía. Para ello he copiado, literalmente, un hermoso y magnifico texto extraído de una novela. No de un tratado filosófico, ni de un manual de política, sociología o economía. Un texto publicado en 1862 por alguien que además de otras cosas fue un político, pero fue aún más un poeta, un intelectual, y, por encima de todo, un increíble observador de su época. Es un texto para reflexionar en el siglo XXI, con una voz que grita desde el siglo XIX.

"Por fuera de los partidos políticos propiamente dichos se manifestaba un nuevo movimiento. A la fermentación democrática, respondía la fermentación filosófica: la parte más pura estaba tan conmovida como la turba; de otra manera, pero tanto.

Los pensadores meditaban, mientras que en el suelo, es decir, el pueblo, atravesado por las corrientes revolucionarias, temblaba bajo sus plantas con una especie de vagas sacudidas epilépticas. Estos pensadores, unos aislados, otros reunidos en familias, y casi en comuniones, removían las cuestiones sociales, pacífica pero profundamente; mineros impasibles que trabajaban tranquilamente sus galerías en las profundidades de un volcán, y apenas se distraían por las sordas conmociones y por los hornos vistos desde lejos.

Esta tranquilidad no es una de las menores bellezas de aquella época agitada.

Estos hombres dejaban a los partidos políticos la cuestión de los derechos y trataban la cuestión de la felicidad.

Se proponían extraer de la sociedad el bienestar del hombre.

Elevaban las cuestiones materiales, las cuestiones de agricultura, de industria, de comercio, casi hasta la dignidad de religión. En la civilización, tal y como se va realizando, un poco por Dios, y mucho por el hombre, los intereses se combinan, se agregan, se amalgaman de manera que forman una verdadera roca dura, según una ley dinámica pacientemente estudiada por los economistas, que son los geólogos de la política.

Estos hombres se agrupaban bajo nombres diferentes, pero que pueden ser designados todos por el título genérico de socialistas, trataban de horadar esa roca y de hacer salir de ella el surtidor de agua viva de la felicidad humana.

Sus trabajos lo abrazaban todo, desde la cuestión del patíbulo hasta la cuestión de la guerra. Al derecho del hombre proclamado por la revolución francesa, añadían el derecho de la mujer y el derecho del niño.

Nadie extrañará que, por varias razones, no tratemos aquí a fondo, bajo el punto de vista teórico, las cuestiones promovidas por el socialismo. Nos limitamos a indicarlas.

Todos los problemas que los socialistas se proponían, prescindiendo de las visiones cosmogónicas, los delirios y el misticismo, pueden reducirse a dos principales:

Primer problema:

Producción de la riqueza.

Segundo problema:

Repartición de la riqueza.

El primer problema implica la cuestión del trabajo.

El segundo la cuestión del salario.

En el primer problema se trata de el empleo de las fuerzas.

En el segundo, de la distribución de los goces.

Del buen empleo de las fuerzas resulta el poder público.

De la buena distribución de los goces resulta la felicidad individual.

Por buena distribución debe entenderse, no la distribución igual, sino la distribución equitativa. La primera igualdad es la equidad.

De estas dos cosas combinadas, poderío público en lo exterior, felicidad individual en lo interior, nace la prosperidad social.

Y prosperidad social quiere decir: el hombre feliz, el ciudadano libre, la nación grande.

Inglaterra resuelve el primero de estos dos problemas. Produce admirablemente la riqueza, pero la distribuye mal; y esta solución, que solo es completa por un lado, le lleva fatalmente a estos dos extremos: opulencia monstruosa, miseria monstruosa; todos los goces para algunos, todas las privaciones para los demás, es decir, para el pueblo; el privilegio, la excepción, el monopolio, el feudalismo, nacen aquí del trabajo mismo. Situación falsa y peligrosa que asienta el poder público sobre la miseria particular, y que funda la grandeza del estado en los padecimientos del individuo. Grandeza mal compuesta es que se combinan todos los elementos materiales, y en la cual no hay ningún elemento moral.

El comunismo y la ley agraria creen resolver el segundo problema. Se engañan: Su repartición mata la producción; la distribución igual mata la emulación, y por consiguiente el trabajo; es una repartición hecha por el carnicero, que mata lo que divide. Es, pues, imposible detenerse en estas falsas soluciones: matar la riqueza no es repartirla.

Los dos problemas exigen una solución común para estar bien resueltos; las dos soluciones deben de estar combinadas de manera que formen una sola.

Si sólo resolvéis el primer problema, tendréis a Venecia, a Inglaterra, como Venecia, un poder artificial, o como Inglaterra, un poder material; tendréis el mal rico, y moriréis por vías de hecho, como ha muerto Venecia, o por una bancarrota, como caerá Inglaterra. Y el mundo os dejará morir y caer; porque le mundo deja morir y caer todo lo que no es egoísmo, todo lo que no representa para el género humano una virtud o una idea.

Téngase entendido que por estas palabras – Venecia, Inglaterra – designamos no a los pueblos, sino a las construcciones sociales, la oligarquía sobrepuesta a la nación, y no a la nación misma. Las naciones merecen siempre nuestro respeto y simpatía. Venecia, como pueblo renacerá; Inglaterra, como aristocracia, caerá; pero Inglaterra como nación es inmortal. Dicho esto, prosigamos.

Resolved los dos problemas: animad al rico y proteged al pobre; suprimid la miseria; poned término a la explotación del débil por el fuerte; poned freno al inicuo recelo del que está en camino, contra el que ha llegado ya; ajustad matemáticamente y fraternalmente el salario al trabajo; mezclad la enseñanza gratuita y obligatoria con el crecimiento de la infancia; haced de la ciencia la base de la virilidad; desarrollad las inteligencias, ocupando al mismo tiempo los brazos; sed a la vez un pueblo poderoso y una familia de hombres felices; democratizad la propiedad, no aboliéndola, sino universandizándola, de modo que todo ciudadano, sin excepción, pueda ser propietario, cosa más fácil de lo que se cree; en una palabra, sabed producir y repartir la riqueza, y tendréis justamente la grandeza material y la grandeza moral; y seréis dignos de llamaros Francia.

Esto es lo que, a parte y por encima de algunas sectas que se extraviaban, decía el socialismo; esto era lo que buscaba en los hechos, lo que bosquejaba en los ánimos."

Victor Hugo

Los miserables. 1862.




jueves, 10 de octubre de 2013

Sin rumbo, ¿sin rumbo?



La ciencia económica se divide en dos partes, la positiva y la normativa. La positiva es meramente descriptiva, trata de explicar cuales son los mecanismos causa-efecto de la economía.

Por ejemplo, aplicado a otras ciencias, trataría de explicar el porqué un cuerpo sumergido en el agua sufre un empuje de abajo a arriba igual al peso del agua que desaloja.

La economía normativa trata de, con los conocimientos que se tienen, y con las expectativas y objetivos fijados de antemano, crear normas o diseñar estructuras económicas que obtengan esos objetivos deseados.

Por ejemplo, diseñar una superficie cóncava con el objetivo de meter dentro peso y que no se hunda en el agua. El objetivo es atravesar el mar para desde un punto, llegar a otro. Se llaman barcos.

Hay un objetivo claro, un fin.

Los políticos confunden ambas, deliberadamente u omiten directamente la segunda. Al menos públicamente.

Estamos en una época convulsa en la economía y sin embargo totalmente plana en cuanto a lo que se llama economía normativa. Nadie crea barcos para surcar los mares, ni reparan en los fallos de diseño del barco. Se limitan a achicar agua, y cuando esto no basta, empiezan a echar fuera del ruinoso barco a algunos de los tripulantes para aligerar el peso y que siga flotando un poquito más.

Por la borda salen derechos de los trabajadores, pensiones, sanidad, educación etc. El objetivo es que el barco siga a flote, pero el barco se construyó para que cupiesen todos en ese espacio, a salvo del mar enfurecido. Para que no estuviésemos todos a merced de las olas y que Dios reparta suerte. Los débiles se ahogarán, los fuertes nadarán y aguantarán mejor las tempestades.

Todos estos recortes, modificaciones de la constitución, sacrificios de derechos, todo este echar por la borda para salvar lo que estamos tirando, ¿para qué sirve?, ¿cuál es el objetivo final? ¿dónde está el puerto?

¿Estamos cambiando el modelo económico? No. Estamos en el mismo barco que nos hace zozobrar, pero en lugar de modificar el diseño para mantener el fin, cambiamos el fin para mantener el diseño. Confundimos, tal vez deliberadamente, coyuntura con estructura.

El FMI, a través de su directora ha contado un chiste buenísimo, si no fuese patéticamente preocupante.

Quiere “contribuir” en el debate de la reforma fiscal de España. Sin saber muy bien por que, se me aparece Marlon Brando haciendo ofertas que no podrás rechazar. Y de paso, me entero de la existencia de tal debate, que no es poco.

Como cualquier mago que se precie, debe de existir un efecto de distracción que oculte el verdadero truco.

Empecemos por él, por el brindis al sol. Declara la señora que lleva las riendas del FMI, que hay que sentarse y hablar sobre la evasión fiscal de las grandes empresas, que defraudan mucho. Bueno, contestan los otros, mientras sea sólo sentarse y hablar...

De la misma forma que fuimos a Lampedusa con una caravana de coches oficiales para mostrar nuestro rechazo a las muertes por miseria que conlleva la emigración económica y política....

Incluso podemos lleva el mismo programa que en la isla mediterránea, vamos, nos hacemos ver, pero no nos acercamos a los inmigrantes y nos hacemos kilómetros de avión, y transportamos las flotas de coches oficiales para acabar viendo a los inmigrantes, al sufrimiento, por la tele. Brindis al sol.

Evidentemente no se va a atajar el problema de la evasión fiscal. Hay grandes compañías detrás, con lobbys oficiales en Bruselas, que pagan algún que otro coche oficial. Y como decía Quevedo, poderoso caballero es Don Dinero.

Así que vamos al truco en sí.

El FMI quiere recaudar más por impuestos indirectos que gravan el consumo (IVA), es decir, que en una época con desplome del consumo, se va a gravar más el consumo, para animarlo supongo ¿?.

El Fondo pone en tela de juicio las medidas tributarias en la mayor parte de países y lamenta que “las opciones utilizadas con mayor frecuencia se han guiado por criterios de conveniencia más que por el deseo de establecer sistemas tributarios más sólidos y equitativos”.

Y esto es la traca final. Resulta que hay que subir el IVA, el que pagan todos, los parados, los que tienen trabajo y los inmigrantes ilegales, por igual e independientemente de la renta que tengan, para establecer sistemas tributarios más equitativos. Con un par.


Pero si sigo leyendo, la intención es, no subir los tipos, sino pasar de los tipos reducidos al general. Y dicen que lo quieren hacer porque hay margen recaudatorio.

Traducido, significa que como los tipos reducidos se aplican, básicamente a cosas vitales, como comida, medicina, agua, transporte, asistencia social etc. Pues por mucho que baje el consumo, comer seguirán comiendo. La única forma de recaudar menos subiendo los impuestos de IVA reducido es que la gente dejase de comer, así que hay margen.

Y mientras el empeño por recaudar más aumenta, no aumenta menos el empeño por afanarse en el lanzamiento por la borda. Ahí va parte de la sanidad, dijeron hace poco.

Queremos recaudar más y tener menos. ¿A donde va a para ese aumento del dinero? Porque la sanidad o la educación, por poner un caso, si que se ven donde van, apenas se les veía flotar después del lanzamiento.

En la esquizofrenia de salvar el barco, se está destruyendo el fin que tenía el barco. ¿Para que salvarlo entonces?

¿Acaso no hay más opciones?, ¿acaso no se puede construir otro barco? ¿acaso ya no importa el rumbo, el fin?

Y aquí es donde nos anuncian que el café para todos se ha acabado, que es otra forma de decir que a partir de ahora sólo unos cuantos tomarán café que para el resto no hay.

Sin duda, se trata entonces de un problema de concentración. Lo que está claro es que hay café, pero que no se quiere repartir.

Como el coste de la crisis curiosamente, que lo hay, pero tampoco se quiere repartir. Hemos salvado a los bancos sin que tuviesen que asumir pérdidas, las autopistas radiales de Madrid están en quiebra y el estado deberá asumir la deuda, no las empresas, la planta de gas famosa de Castellón que provoca temblores ha de ser asumida en coste por el estado si se cierra por poner en riesgo a la población.

Beneficios privados, sufrimientos públicos.


¿Estamos seguros del rumbo del barco? Cuando todo acabe, cuando pase el temporal, ¿a qué costa habremos llegado? 
Espero que no se nos recuerde como al Bounty y los capitanes enderecen el rumbo o que los marineros sustituyan a los capitanes.

martes, 1 de octubre de 2013

Huelga indefinida


El domingo pasado se produjo en Palma de Mallorca la mayor manifestación de la historia de esta comunidad, la de profesores. Se da la circunstancia que además han tenido un apoyo masivo de los padres, esos que se ven perjudicados, en la educación de sus hijos, por la huelga indefinida de los profesores. Y se da la circunstancia de que el éxito de esta manifestación se produce después de 10 días de huelga indefinida ininterrumpida. Después de 10 días sin poder llevar a sus hijos al colegio, después de 10 días en los que el curso escolar no ha podido comenzar, el apoyo de los padres es generalizado, hasta el punto de lograr la mayor movilización social de la comunidad de toda la historia.

Afirma el PP que el 10% de la población que se manifestó en Palma no es el sentir general de la población, obviando que es el doble de gente manifestándose que la mayor manifestación hasta esta fecha en Baleares, que reunió a 50.000 personas.

Contrapone su mayoría absoluta en las urnas, como si las urnas supusiesen un muro insalvable para cualquier tipo de protesta en los 4 años de legislatura, como si fuese un cheque en blanco hasta las próximas elecciones, como si la única opción de participación política fuesen las urnas, cada 4 años.

Y lo pone al mismo nivel, aún sin tener nada que ver. Claro que quien hace esas declaraciones es la consellera de educación, que tampoco tiene nada que ver con la educación, y es que a un liquidador se le pide que liquide legalmente, no que sepa gestionar algo que está en proceso de derribo, por eso eligieron a una abogada especialista en el mundo inmobiliario, porque debe saber de leyes, de derribos y de liquidar negocios (el inmobiliario).
Consellera Educación


Pero en realidad, la mayoría absoluta del PP, abrumadora, se debe al 18% del censo electoral. Es decir, que hay un 82% del pueblo que no les dio su apoyo.

Pero tampoco tienen la mayoría de los votos de los que sí fueron a votar. Ni siquiera alcanzan el 50%, pero cosas de la ley electoral, les basta para tener mayoría absoluta.

Y con ese pírrico apoyo social de las urnas, que legalmente les da la mayoría absoluta (ahí dejo eso que se llama legitimación para repensar), se permite obviar la mayor manifestación en la historia en las Islas Baleares.

Nunca salió a la calle tanta gente. Jamás.

Pero no pasa nada, la razón la da el 18% del censo.

¿Que piden los profesores?

La mayoría de noticias hacen referencia al TIL, que impone el inglés a niños de 12 años, sin capacidad para entender inglés, con profesores sin la capacidad para dar clases en inglés y las clases que han de dar son las matemáticas o las ciencias sociales.

Los sindicatos se quejaron por la premura y la imposición y la respuesta del antiguo (le dimitieron) secretario de educación fue, que si no se podía dar las clases en inglés que se darían en spanglish, pero no iba a modificar el calendario de aplicación (que es por lo que se protesta, en relación al TIL). Esta respuesta ya denota cual es el interés por el idioma que se muestra desde la consellería.
Manifestación domingo en Palma


Se denunció el calendario de aplicación ante los tribunales, que lo suspendió cautelarmente para este curso. A las dos horas se había aprobado un decreto ley que esquivaba legalmente la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de las Islas Baleares, donde se verá la importancia que tenía tener una consellera de educación que fuese jurista.

Todo ello con absoluto respeto a la justicia, desde luego.

Pero esto solo es el tema del TIL. La huelga empezó por 72 motivos, redactados y explicados, pero sólo se llevan unos cuantos a la mesa de negociación. Son los siguientes:

- Retirada de los expedientes disciplinarios de los tres directores de Menorca que se limitaron a aplicar la ley, la actual, la LOE, que aunque no guste al PP, es la vigente. Recordar que los inspectores de educación no están de acuerdo con estos expedientes que se iniciaron por una decisión de un político, la consellera, y no de los inspectores educativos.

- Que anulen los recortes que desde hace 4 años lleva sufriendo la educación. Recordemos que el curso anterior, y el anterior, ya se produjeron huelgas por la misma razón, no es algo nuevo.

- Que bajen los ratios de alumnos, que aumentaron por decreto legal, para ahorrar profesores, incumpliendo incluso la normativa en cuanto a espacio por alumnos en las aulas. Cosas que trae la masificación (30 alumnos en infantil por aula, cuando lo aconsejable, pedagógicamente es entre 15 y 20)

- Que se doten las ayudas a comedores, transporte escolar, libros de texto y las becas.

- Que se pongan recursos para la enseñanza en inglés, que ya existe, y que funciona. En Artá (un pueblo de Mallorca), desde hace años, se hace educación bilingüe en ingles, pero con ratios de 20 alumnos y dos profesores en el aula, uno nativo (inglés) y uno de la materia con conocimientos de ingles. Esto funciona, porque hay datos de esta experiencia, pero hacen falta recursos, que es justo lo contrario de lo que hace la conselleria, aumentando ratios y despidiendo profesores.Por cierto, este colegio de Artá es un colegio público.

- Que se sustituyan los profesores de baja. Hasta ahora no se sustituye a ningún profesor que no tenga una baja mínima de un mes, con lo que si la baja es indefinida no se cubre. Al mes se plantea la necesidad de cubrir la baja, y en 15 días, si va bien, hay un profesor nuevo en el aula. Después de mes y medio. Los trimestres, duran, como su nombre indica, tres meses. Los alumnos están ese tiempo sin profesor y sin dar clase. Han perdido la mitad del trimestre.Todo sea por ahorrar.

- Que se respete el derecho de decisión que tienen padres y madres en el centro, a través del consejo escolar, cosa que se están saltando constantemente desde la consellería, despreciando las propuestas y decisiones a las que por ley (LOE) tienen derecho.

- Que haya transparencia en la contratación de interinos (ausente, tal vez por ser interina la mujer del presidente balear)

- Que se paguen las vacaciones a los interinos, a los que se les despide en junio para contratarlos en septiembre y ahorrar el periodo vacacional, algo tipificado como fraude en el mundo laboral

- Retirada del TIL

El TIL ha sido la gota que ha colmado el vaso, pero el conflicto viene de lejos. Se ha ido tensando la cuerda, las actitudes totalitarias y despreciativas han encendido la mecha, pero ya había un polvorín.

Mientras tanto, la sociedad ha donado, en tiempos de crisis, después de 10 dias de huelga indefinida, 200.000 euros como caja de resistencia para esos profesores, los mismos que no permiten iniciar el curso a sus hijos.

Se ha pactado, en prácticamente todos los colegios, no llevar a los hijos al colegio los jueves y viernes, para que los profesores no hagan huelga esos días y no pierdan tanto dinero. Repito, después de 10 días de huelga indefinida. Aunque no salga en la televisión.

Y pese a todo no es el sentir popular. El 18% del censo lo certifica.