miércoles, 1 de mayo de 2013

República!!!




¿Es la monarquía un sistema democrático? Yo creo que no. Mi razonamiento se basa en la profunda convicción de que todas las personas son iguales ante la ley. No deberían ser, son. De manera que cualquier ley, disposición, o costumbre que viole este principio ha de ser ilegal, contraria a un estado democrático, ilegítima en definitiva. Si el Rey es el representante del estado español, es el jefe del estado, es parte del estado, pertenece a él, a ese estado democrático donde todos son iguales, pero al que se le reserva de forma hereditaria y en exclusiva la representatividad institucional. No puede ser cualquiera, ha de ser esa familia. Esto sería contrario a eso que llamamos democracia. 
En sentido estricto, la democracia es una forma de organización del Estado en la cual las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación directa o indirecta que confieren legitimidad a sus representantes. En sentido amplio, democracia es una forma de convivencia social en la que los miembros son libres e iguales y las relaciones sociales se establecen de acuerdo a mecanismos contractuales.

No hay mecanismos de participación alguno que confiera legitimidad al monarca, como representante del Estado que lo es. No me vale que se diga en la constitución y que ésta ha sido votada por todos. La constitución se aprobó en su momento por unas condiciones concretas, intentando escapar de una dictadura. Y de todas maneras una norma antidemocrática no puede ser legitima, aunque se llame constitución, de la misma manera que no podría ser legitima una norma que, aprobada por mayoría, legalizase la esclavitud, aunque esta legalización se incluyese en la carta magna, porque negaría un principio democrático, el principal, todos SOMOS iguales. Por esto, cualquier tipo de herencia de la representatividad del Estado es antidemocrática y, por tanto, ilegítima.

Hay quien vitorea el papel del Rey en la transición como condición de peso para legitimar la monarquía, sin embargo, igual o más peso en esa transición tuvo Adolfo Suarez y no se instauró como presidente vitalicio. De todas formas, aún reconociéndole sus aportaciones, no debería ser ello una trinchera para defender la monarquía hereditaria, ya que los hijos, y los hijos de los hijos, no han de vivir de lo que hizo el abuelo. Los herederos nada hicieron, nada han hecho, y no se sabe lo que harán. No se merecen ese derecho. Y si los herederos no se lo merecen, la institución, mucho menos.

Otros presentan curriculum. Nadie hay mejor preparado que el Rey (y sus descendientes) para representar al Estado con corrección, garantías y solvencia. Garantías y solvencia que curiosamente no se les exigen a otros representantes del mismo Estado. Para ser presidente del gobierno no hace falta ser economista, abogado, registrador de la propiedad, licenciado o fontanero. Por no hacer falta, no hace falta ni saber leer o escribir. Cualquiera puede serlo si se le vota en unas elecciones. Más concretamente si se le vota al partido que dirige, pero ese es otro cantar. No nos importa que el presidente del gobierno, el que hace las leyes, el que dirige el rumbo del país, sea un perfecto indocumentado, pero para firmar esas leyes, trámite burocrático, es mejor estar preparado. 
Por otra parte, si tan importante es que el rey sea un señor culto, instruido, preparado, lo mejor sería obligarle por ley. Mire usted es rey, pero para seguir siéndolo tiene que tener tres carreras, dos másters, y saber inglés. Pero no, es bueno que sea un tipo instruido, a la par que campechano, pero lo dejamos a su elección eso de formarse. Muy democrático. Le damos un cheque en blanco, haga lo que quiera, y legue a sus hijos el cheque. Todo muy democrático.

La monarquía es pues profundamente antidemocrática, a los políticos se les puede cambiar, al rey no, haga lo que haga, porque además tiene completa inmunidad legal. En un sistema democrático todos somos iguales, para bien o para mal, pero iguales. La monarquía es ser unos más iguales que otros, y eso no es democracia, es esnobismo, poder plantarse ante Francia y decirles que tenemos un rey y tu no. Monarquía es agachar la cabeza ante una familia por ser esa familia. Y yo me niego a agachar la cabeza, prefiero mirar a los ojos y juzgar al que tengo delante. De igual a igual, y que Dios o el Diablo reparta suerte.

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