En las encuestas del CIS los políticos y la política
aparecen como uno de los problemas que más preocupan a los españoles, a todos,
y sin embargo los políticos son un espejo de los españoles, de todos. Así que
lo que más nos preocupa es....nosotros mismos.
El problema es que se vota como si de un equipo de fútbol se
tratase, estos son los míos y esos son el enemigo, sin la más mínima
autocrítica, se vota para ganar el partido y lo que se está haciendo es una
selección de personal. Los políticos son los trabajadores de la ciudadanía, no
sus lideres, son sus empleados, y la población se empeña en otorgarse un papel
subordinado a los "lideres". Pero no son líderes, son trabajadores,
los jefes son el pueblo, y me parece increíble que un jefe se queje de un empleado
en el bar y lo siga manteniendo en el puesto. A ver si empezamos a ver a los
políticos como lo que son y a exigirles en consecuencia, no a disculparlos
porque son "de los nuestros" o, cuando la disculpa ofenda el alma,
dedicarnos unos "y tú más" viscerales a la par que inútiles y sin
sentido.
Los votantes se convierten en fans. La discusión política,
sobre que hacer, para que hacer y como hacer, se sustituye por encontrados
debates entre el fondo sur y el fondo norte, cada uno con el mismo cántico en general,
somos los mejores oe oe oe (bis hasta el infinito)
Se suben al atril del congreso esos trabajadores con
aspiraciones de líder a debatir. Eso dicen, pero en realidad, si se escucha
atentamente y no se espera ansiosamente el punto final para hacer de palmero
con energía, vigor y, sobre todo, publicidad, nos daremos cuenta que el debate
jamás existió. Varios usted es muy malo, algunos dimita ya, sazonamos con y
ustedes más, recordamos el pago de la herencia, y al final la señal, somos los
mejores oe oe oe. Y aquí es donde hay que arrancar a aplaudir haciendo el mayor
ruido posible, que se fijen en ti. Al fin y al cabo, un buen palmero siempre
tiene el pan asegurado.
¿Que se hizo del debate?, ¿dónde estaban las propuestas?,
¿dónde las opciones?, ¿dónde las consecuencias?.
Al día siguiente viene el resumen del partido en el
periódico, aunque no sea el Marca. Y leemos voraces si hemos ganado el partido
o no, y nos vamos a tomar el café con una alegría renovada o negando con la
cabeza tristemente según nos toque. Pero la política no ha estado allí en
ningún momento ni se le espera.
Espero que algún día pensemos en elegir bien a nuestros
trabajadores y a exigirles rendir en su trabajo, no a darnos un espectáculo que
nos sirva de conversación en la barra del bar. Para ello haría falta más
educación, mejor, más crítica, y por ese lado aparece Wert con varias bufandas
y banderolas para que el partido continúe eternamente.
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