martes, 23 de julio de 2013

Economistas secuestrados



Los economistas no suelen decir mentiras, al menos los serios. Los economistas hacen predicciones. Pero la economía es una ciencia social, no matemática, por lo que las predicciones, fundamentadas, tratan de adivinar por donde va a ir la sociedad en su vertiente económica. Pero el hombre no es racional 100%. Aunque en esto, los mismos economistas no se ponen de acuerdo. La economía neoclásica, con John Stuart Mill a la cabeza, postula que el hombre se comporta siempre de forma racional. Analiza la información disponible y toma siempre la decisión más racional. Hay, sin embargo infinidad de estudios empíricos que vienen a desmentir este axioma. Y sin embargo toda la teoría económica sobre la que se sustentan las actuaciones políticas en la vieja Europa parten de esta idea. De que el hombre es un ser racional. En sus elecciones económicas también. No es esta, sin embargo, ni la única teoría existente, ni la más nueva. Uno de los teóricos que critican esta visión, John Maynard Keynes, es el demonio con rabo para los políticos que llevan actualmente las riendas de la UE. Pero no es el único, claro.

Las actuaciones económicas de personas y gobiernos tienen más que ver con la lucha de poder entre intereses y de quien gane, en cada momento esa lucha de poder. Las decisiones económicas no se toman en función de un interés personal, sino en una decisión estratégica ante la lucha de intereses e ideologías. Así, mientras existió el Comunismo, el capitalismo se abstuvo de aplicar todos sus preceptos. No podía mostrarse peor que su competidor ideológico. El comunismo optó por la ocultación, directamente, por el falseo de datos económicos y sociales y por una férrea censura precisamente por lo mismo. Tampoco podía mostrarse al mundo como un sistema peor que su competidor ideológico. Cada uno era un freno para el otro. Las actuaciones de un bloque estaban condicionadas por la existencia de otro bloque.

Con la caída del muro de Berlín el capitalismo no tenia rival, y pudo jugar a experimentar con su modelo económico hasta las últimas consecuencias. Se desreguló el sistema bancario, se impulso una privatización sin precedentes de todas las empresas públicas. Esto era incluso obligatorio si se quería entrar en el mercado común, un requisito. Se abolieron las ayudas estatales a las empresas privadas nacionales, se eliminaron barreras comerciales y arancelarias, se permitió contratar a trabajadores de cualquier país, se eliminó por ley la política monetaria más allá de utilizarla para estabilizar precios, se limitó la política fiscal, se maniató la actuación pública en la economía, se exige la disminución del aparato estatal, se desreguló el mercado del suelo, se abarata el despido, se limitan las pensiones, se reducen los gastos públicos, se privatiza la sanidad.....todo esto no es más que una cuestión ideológica.Por su puesto, nada se habló de un sistema social europeo, o de una homogenización de las condiciones laborales, o una legislación de solidaridad entre países de la unión ante una crisis de deuda. No entraba dentro de las preferencias ideológicas.
El neoliberalismo actual se basa en tres premisas. El mercado es la mejor manera de asignar los recursos económicos, el estado no debería intervenir en el mercado de ninguna forma más allá de garantizar la libertad de empresa y la seguridad, y el déficit por encima del 90% impide el crecimiento de un país (cosa que va muy bien como excusa para atar de pies y manos al gasto público).
Rogoff - Reinhart

Las políticas de austeridad venían avaladas por un estudio de los economistas Reinhart y Rogoff. Economistas de Harvard, nada menos. En este estudio se decía que una deuda pública por encima del 90% del PIB, hacía caer en picado el crecimiento del país. Entre 2010 y 2013, este estudio, o sus conclusiones, ha sido nombrado 15 veces en las Previsiones Económicas de la Comisión Europea. Siempre para justificar las políticas de austeridad y de reducción del gasto público, con que nos obsequian generosamente.

A partir de la voz de alarma de un estudiante de
Thomas Herndon
doctorado,
Thomas Herndon, los economistas Thomas Herndon, Michael Ash y Robert Pollin, volvieron a analizar el estudio que sacralizaba las políticas de austeridad. Llegaron a la conclusion que en el estudio habían incurrido en una serie de errores como:


1. Equivocarse en una fórmula de Excel.

2. Excluir arbitrariamente los datos entre 1946 y 1950 de Nueva Zelanda.

3. Utilizar un método para ponderar el peso de los países que favorece sus conclusiones.


Aplicando las nuevas premisas al mismo estudio se llega a la conclusión que deudas superiores al 120% del PIB no tienen porqué suponer caídas bruscas del crecimiento. No hay una relación directa.

Esto es lo que dice la teoría económica. Pero en el horizonte europeo no se atisba el cambio de rumbo. No dejarán que un estudio económico les estropee una política ideológica, por mucho que sea de unos profesores de la Universidad de Massachussets. Se sigue insistiendo en la idea de que no hay otra vía posible. Aún después de demostrar que la vía por la que vamos no es la correcta.

Como digo esto es una simple cuestión ideológica. Una cuestión de fe. Es, simplemente, que se cree que este es el único camino posible, y que todos los demás abocan al desastre. A pesar de los estudios en contra.


Los políticos de turno pescan, en ese mar de predicciones económicas, la que les interesa para aplicar la política que ya tenian pensado aplicar por una cuestión ideológica, y ocultan a la opinión pública el resto. Las teorías económicas no son buenas o malas, solo oportunas o inoportunas. Es interés político, y los economistas son utilizados cuando vienen bien y olvidados convenientemente cuando salen rana o contestones.

Y mientras los economistas ligan su suerte a la de los políticos, el desprestigio de ambos cae en picado.

En realidad, desde la UE deberían cambiar su discurso. Deberían de pasar del “no hay opción posible” al “no tenemos rival ideológico”, pero quedaría más feo.

1 comentario:

  1. Como decía Galbraith:
    "Para manipular eficazmente a la gente es necesario hacer creer a todos que nadie les manipula"
    “hay dos clases de economistas, los que no saben nada y los que no saben ni eso”.

    Saludos
    Mark de Zabaleta

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