viernes, 12 de julio de 2013

El rey desnudo


Los periódicos afines al PP martillean incesantemente con el mismo mantra. Lo de Bárcenas es, salvando las distancias, como lo de Esperanza Aguirre, un verso suelto. Fue Bárcenas quien engañó al PP durante 20 años muñendo sus arcas y sus contactos. De esta manera Rajoy no es un corrupto, sólo es un tonto, y por lo tanto legitimado para ser el mejor presidente que se puede tener en estos momentos. Un presidente tonto es pues, lo mejor a lo que podemos aspirar.

Ya de entrada, que se alegren por tener un presidente capaz de mantenerse engañado durante 20 años por, nada más y nada menos que el tesorero del partido, es preocupante. Es preocupante que sea así, un tonto al timón de este país, y es preocupante que nos desborde la alegría al reconocerlo.

Un empresario le da un dinero al PP siendo licitador de obras públicas, que es ilegal, y por encima de lo que marca la ley, que también es, evidentemente, ilegal. No hay que ser ni muy listo, ni muy mal intencionado, para entender la correlación entre donación y adjudicaciones. Para quedar bien con el partido, no hace falta incurrir en ilegalidades. Mucho menos por dos veces.

Parece evidente que el pastizal que generosamente se donaba no era más que una inversión. Era una compra de futuras adjudicaciones de concursos públicos. Y éstas se producían, con, como no, precisión suiza.

Y digo con precisión porque a una donación le seguía un adjudicación. Y para quien diga que esa compra de voluntades sólo existía en la febril mente del tesorero cabría preguntarse de donde salió el dinero entregado, y reconocido por los receptores, que el PP donaba a algunos de sus militantes pero que no aparecen en la contabilidad del PP. Me refiero, por su puesto, a la oficial. A esa que se había destruido también. A esa que ahora, después de destruida y cual ave fénix, circula libre por internet.

20 años ha tenido pues Bárcenas a los empresarios o encandilados o engañados o ambas cosas. Él, que actuaba solo, convenció a los empresarios para que les diera dinero a cambio de favores que luego se producían. Pero el tesorero no tenía poder para adjudicar concursos, y menos en toda España. Así que o ha tenido una suerte bárbara y los planetas se han alineado milagrosamente para favorecer a las empresas que donaban el dinero, sin más intervención que la divina, o aquí hacía falta algún colaborador necesario.

Si además tenemos en cuenta que las adjudicaciones son a nivel nacional, o la suerte es morrocotuda, o el cooperador necesario debería tener algún poder a nivel nacional dentro del PP. O tal vez, era el PP, de forma institucionalizada, que tenia este modus operandi, o mas bien, modus financiati.

Pero no hay que descartar que, en realidad, todo sea una gran potra cósmica. Baste recordar que en el PP esto suele pasar, no hay más que ver la de veces que, por fortuna, por su puesto, le ha tocado lo lotería al señor Fabra, el afortunado de Castellón.

De todas formas, y aprovechando que estamos en verano, el PP ha puesto en marcha una operación de estética. Se van a convertir en el partido más transparente que jamás existió. Hay mal pensados por ahí que dicen que la máxima expresión de la transparencia es la invisibilidad y que por eso Rajoy no aparece por ningún lado. Ni él ni sus explicaciones. Aunque sean en diferido. Otros, más paranoicos si cabe, afirman que en realidad Rajoy está muerto, y que están intentando que no se descubra, por aquello de no desestabilizar España.

No, en realidad, han hecho un gran esfuerzo. Se anunció, muy estéticamente, una auditoria externa y otra interna para depurar responsabilidades, después da la cual, la interna, se proclamó, muy estéticamente, que estaban limpios de polvo y paja, que eran transparentes, limpios, honrados. El único manchado aquí era pues, Bárcenas, si acaso, porque la ridícula querella que presentó el PP fue contra el autor o autores de los llamados “papeles de Bárcenas”, fuesen quienes fuesen los autores.

No hay caso, no hay nada que rascar, el PP es el partido más transparente de la democracia que ha hecho un increíble ejercicio de transparencia. Y ya está, con eso está todo dicho y no es necesario que el señor Rajoy compadezca nunca más.

Pero va y resulta que primero ninguna empresa se quiere hacer cargo de la cacareada y publicitada auditoria externa, después el PP no acepta la ayuda de los técnicos de hacienda, que se ofrecen ha hacer la auditoria gratuitamente a condición de tener absoluta disponibilidad de materiales. Al final resulta que por ley no se puede hacer auditoria externa, como a cualquier entidad que esté fiscalizada por el tribunal de cuentas. Resulta que la redentora auditoria externa no se puede hacer con quien se quiere, no se quiere hacer con quien se ofrece y no es legal hacerla con ninguno de los dos. La operación estética flaquea, pero nos queda la auditoria interna.

A la auditoria interna le pasa lo que al informe de hacienda remitido al juez Castro, que nadie la quiere firmar. En el caso del PP, ni siquiera viene firmada por el responsable del organismo encargado de emitir el informe. La auditoria interna no viene firmada por nadie. Así de seguros se sienten en el PP.

Quitando esa mácula formal, pero significativa, nos queda el fondo.

Y va el tribunal de cuentas y dice que bien, pero que con la información que les han remitido no les sirve porque, y esto es textual “A partir de la información contenida en dicho dictamen no es posible evaluar el grado de cumplimiento y adecuación del sistema de control interno implantado por el partido”.

Es decir, el PP tiene un sistema interno de control que es imposible de verificar. Si eso no es transparencia no se que podrá ser. Nos han dejado ver que todo era una mera operación estética, sin fondo, sin resultados, sin intención.

Y no pasaría de ser poco congruente consigo mismo si no fuera porque la ley de partidos dice que los partidos políticos “Deberán prever un sistema de control interno que garantice la adecuada intervención y contabilización de todos los actos y documentos de los que se deriven derechos y obligaciones de contenido económico, conforme a sus estatutos. El informe resultante de esta auditoria acompañará a la documentación a rendir al Tribunal de Cuentas”.

Es decir, que el más transparente de los partidos no cumple las normas legales de control de sus cuentas. La transparencia, supongo pues, que se trata de que veamos que no cumplen las normas legales de control. Vamos, que como dicen los palmeros mediáticos, son tontos, no corruptos. Y por eso debemos alegrarnos. Curioso país, curiosos periodistas, curiosos baremos.

La prensa, y el servicio de marketing del PP ha adaptado a los tiempos modernos el cuento del rey desnudo de Hans Christian Andersen. Le han hecho un traje al Partido Popular de una tela finísima, invisible para los necios e incapaces. Y allá va el PP con su traje paseándolo de comparecencia en comparecencia, de declaración en declaración, de excusa en excusa. Con sus votantes sin atreverse a aceptar que van desnudos.

Espero que en vez de un niño sea un juez quien rompa el engaño colectivo y grite, ¡pero si está desnudo!!!


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